En días pasados, la convergencia del mundo de la música y la tecnología generó una situación inesperada. La reciente controversia entre Bad Bunny y el “artista digital” FlowGPT (creado por el compositor chileno Maury Senpai) ha sido uno de esos episodios que ha dejado a muchos con más preguntas que respuestas. En este artículo, exploraremos tres reflexiones clave sobre el caso: cómo Maury aprovechó el momento viral para impulsar su propia carrera, la ética que rodea el uso de la inteligencia artificial en la creación artística, y finalmente, veremos qué opinan los usuarios de redes sociales sobre la reacción de Bad Bunny, y si esta fue o no la apropiada.
Reflexión #1. Aprovechar el momento viral:
La primera reflexión se centra en cómo el creador de FlowGPT supo capitalizar el momento viral generado por la situación. Si bien ya tenía varios sencillos publicados, fue “DEMO #5: NostalgIA” el que le dio mayor exposición. Y no solo por la canción en sí, que se viralizó antes de la polémica, sino que precisamente esta última potenció su aparición en la prensa y en la conversación digital. Maury aprovechó al máximo su cuenta de TikTok para hablar sobre la situación: las plataformas de IA que utiliza, aspectos legales, su historia personal y como compositor, entre otros temas. Es decir, no solo presentó su innovadora creación al mundo, sino que también se introdujo en el escenario mainstream de manera inteligente aprovechando el hype.
La inteligencia artificial utilizada para generar música y letras de canciones en el estilo del reguetonero puertorriqueño no solo demostró la capacidad de la tecnología para imitar el arte, sino también cómo puede convertirse en una herramienta de promoción personal.
Reflexión #2. La ética en el uso de la inteligencia artificial:
La segunda reflexión aborda la ética que rodea el uso de la inteligencia artificial en la creación artística. Aunque Maury asegura que no hizo nada ilegal -pues la letra y música son suyas y la voz no puede registrarse legalmente-, surge la pregunta sobre hasta qué punto es aceptable utilizar una tecnología que puede replicar la voz y estilo único de canto de un artista. Si bien la IA puede ser una herramienta creativa valiosa, también plantea preguntas éticas sobre la posible suplantación de identidad. ¿Deberíamos celebrar la capacidad de la IA para imitar el talento humano, o deberíamos establecer límites éticos para preservar la singularidad de los artistas? ¿Es momento de plantearnos nuevas leyes para regular de forma jurídica a la IA?
Reflexión #3. Reacción de Bad Bunny: ¿Apropiada o no?
La tercera y última reflexión se centra en la reacción de Bad Bunny como artista afectado. Sin duda fue esto lo que hizo que la conversación sobre el tema creciera como espuma. Desde el mensaje en su canal de WhatsApp diciendo que los fans que escucharan la canción no eran sus amigos, hasta borrar sus videos de TikTok, su reacción creó un intenso debate en redes sociales.
Posturas a favor:
La mayoría de ellas se centraba en un sentimiento empático, específicamente abordando el tema de la suplantación de identidad, y cómo esto puede llegar a afectarnos a todos (por ejemplo con audios falsos de WhatsApp o fotomontajes).
Posturas en contra:
Críticas aparte sobre su trabajo como artista, la mayor queja de los internautas recae en el hecho de que haya descargado comentarios negativos contra sus fans, siendo que algunos incluso realmente atribuían la canción al artista.
El mensaje lanzado podría considerarse como una defensa legítima de su creatividad y originalidad, sin embargo, también nos lleva a preguntarnos si esta respuesta fue proporcionada o si acaso, en un mundo impulsado por la viralidad y la atención, no se generó una mayor exposición y afectó su imagen (recordemos que ya en enero de este año había tenido una polémica por lanzar el celular de una fan al agua).
Otros artistas como Eladio Carrión también se han visto afectados; sin embargo este último lo tomó con cierto humor e incluso cantó en vivo en un concierto el fenómeno viral “Si la chamba llama” creada con IA y publicada en TikTok por el usuario @bluegrave_, generando opiniones positivas.
La pregunta es entonces: ¿Fue la reacción de Bad Bunny un acto justificado de protección artística o una respuesta emocional impulsada por el calor del momento? ¿Era recomendable no abordar el tema o incluso hacer alguna alusión como lo hizo Eladio Carrión?
Conclusión
En un panorama cada vez más dominado por la tecnología, la intersección entre la inteligencia artificial y la creatividad humana plantea desafíos y oportunidades únicas. Este caso no solo demuestra la capacidad de la tecnología para replicar el arte, sino que también suscita preguntas fundamentales sobre ética, legislación y derechos en un mundo donde la viralidad puede transformar una oportunidad en un conflicto, y viceversa.